sábado, 10 de septiembre de 2016

Andrea y Santiago ya no están entre nosotrxs

La cigüeña arrojó a Andrea y Santiago en un lugar llamado Chaco Salteño, cerquita de donde se encuentran Paraguay, Bolivia y Argentina, pero dentro de los límites de esto que llamamos la República Argentina. 
Qom ella, wichi él, originarixs lxs dxs, argentinxs lxs dxs.
Ella llegó a vivir cinco meses en un paraje llamado Monte Carmelo; él, un año y medio en el paraje Vertiente Chica.
Lxs dos ya no están entre nosotrxs. 
Se "fueron en agua", dicen acá. 
Sufrieron una "deshidratación severa", aclaran lxs médicxs.
Murieron de diarrea.
Si bien los detalles de sus muertes, aseguran las autoridades, "serán dilucidados en el sumario administrativo en curso", esto es lo que yo puedo contarles, lo poco que sé, porque no puedo callar lo que he visto y oído.
Era de noche en Tartagal tras una jornada intensa. 
Había recorrido los parajes wichis de la ruta provincial 86 de la mano de Nancy López, referente wichi y locutora de la radio La Voz Indígena.
Vimos comunidades wichis rodeadas de soja.
Vimos comunidades wichis a las que solían fumigar con aviones y, según sus palabras, "el olor les hacía mal".
Vimos comunidades wichis que, al ser desmontadas, "perdieron el mercado y la farmacia".
Vimos comunidades wichis cercadas por la especulación inmobiliaria en la zona, incluido el loteo del propio intendente. 
Vimos comunidades wichis desplazadas por "la fuerza pública" o amenazadas permanentemente de desalojo.
Vimos comunidades wichis a las que los fumigadores les venden a $25 cada bidón de agrotóxicos sobrante para que puedan acarrear agua. 
Vimos comunidades wichis que, en tiempos de calor, se refrescan en aguas cargadas de agrotóxicos, y sufren enfermedades en su hermosa piel. 
Vimos comunidades wichis que se intoxican con lo yuyos medicinales que siempre prepararon porque ahora las plantas son rociadas con agrotóxicos.
Vimos comunidades wichis en las que cada vez son más frecuentes los cánceres, las enfermedades de la piel y respiratorias. 
Vimos comunidades wichis que por los desmontes ya "olvidaron el gusto del algarrobo".
Vimos comunidades wichis que sufren terribles sequias y que no tienen agua. 
Vimos, también, que una de las empresas agropecuarias más grandes de la zona, Desde el Sur, activa en desmontes, acaparamiento de tierras, desalojos, sojización  y fumigaciones aéreas y terrestres, ejerce su "responsabilidad social empresaria" a través de una Fundación llamada El Fortín.
Fundación que acaba de crear en la zona, con mucho pito y matraca, un Centro Conin llamado "Centro Alcoba" para luchar contra la desnutrición infantil. 
Y que, para luchar contra la desnutrición infantil, entre "otras acciones loables", enseña a las comunidades wichis y a lxs niñxs en las escuelas a comer soja y a cocinar "maicenitas de soja" y "bizcochuelos de soja". Y que les muestran gráficos que aseguran que la soja es un superalimento capaz de reemplazar a casi toda la pirámide alimentaria. 
Vimos, también, comunidades wichis que crecientemente alzan su voz.
Que se organizan.
Que defienden sus derechos. 
Que luchan por sus tierras. 
Y que, colectivamente, están resistiendo con cierto éxito nuevos desalojos, desmontes y fumigaciones.
Les decía que había sido una jornada intensa. 
A la noche, cuando volví al hospedaje, me encontré con la noticia.
Difundida por ese gran hombre que viene luchando para "sacarnos las escamas de los ojos" a lxs argentinxs sobre lo que, en serio, nos pasa: Darío Aranda. 
La noticia del diario El Tribuno de Salta (cuyo dueño, dicho sea de paso, es un claro opositor al actual gobernador Juan Manuel Urtubey) decía que dos niños wichis habían fallecido en Santa Victoria Este de deshidratación y que el deceso había sido confirmado por el director del hospital de esa localidad, el licenciado en Nutrición Ramiro Soraire.
A la mañana siguiente decidí partir hacia allá. 
Para llegar a Santa Victoria Este desde Tartagal se toma la ruta nacional 34 hacia el norte y a la altura de Aguaray se gira a la derecha y se toma la ruta provincial 54. Allí hay unos 6 km de ripio en los cuales se atraviesa la refinería de petróleo Refinor, con sus chimeneas en plena actividad, y luego la ruta está asfaltada hasta los últimos 11 km aproximadamente, en que la carretera se convierte en tierra y polvo. Son 155 kilómetros en total. 
Fui directo al hospital de Santa Victoria Este y pedí hablar con el director. 
Una amable secretaria me dijo que el gerente (así se le llama acá al director) se encontraba en Salta capital. Cuando me preguntó el motivo de mi visita le dije que era por los chicos que habían fallecido el día anterior. Ante ello me respondió que los chicos no habían fallecido el día anterior, sino el 9 de agosto y el 17 de agosto, respectivamente. Un mes atrás. 
Le pedí hablar con el médico de guardia. Conste en actas que era el momento de la siesta. 
Me dijo que el médico de guardia, Dr. Pablo Casabela, se encontraba enfrente y que le avisaría de mi visita. Le di mi tarjeta para que se la llevara y le adelantara el motivo. 
La mujer cruzó la calle hacia una casita que sirve de alojamiento al médico y al ratito nomás regresó y me dijo que el médico vendría a verme.
Una hora y media pasó y el médico no apareció. 
La espera sirvió para recorrer el hospital y conversar con algunxs pacientes y trabajadorxs. Una sección de consultorios inaugurada en noviembre de 2014 por el gobernador (una placa así lo atestigua) da lugar a un ala que está en refacción y durante mi visita había trabajadores pintando y arreglando al son de un chamamé. Más allá, separada por la entrada de la ambulancia, se encuentra el área de Internación, reducida actualmente a tres salitas con diez camas en total, sin sábanas, frazadas y en pésimas condiciones de higiene y salubridad. Había en ese momento tres personas internadas junto a camas herrumbradas y apiladas, sin colchones. 
En el garaje, un chofer con un cigarrillo en la boca esperaba un traslado a Tartagal. Estaba junto a una ambulancia vieja prestada de Pocitos porque la ambulancia del hospital estaba rota. El cartel lateral de la ambulancia parecía sintetizar mejor que nadie el estado de cosas: "sal para todo" parece haber reemplazado a "salud para todos".
El sector de lavandería estaba en desuso porque no funcionaba el lavarropas.
Una trabajadora con cara de cansancio hundía sin guantes un trapo sucio en un tacho de aceite de YPF que sirve de depósito de agua: sin insumos, con solo un poquito de lavandina, hacía lo que podía. 
En una de las salas de Internación se encontraba el Dr. Casabela (había ido por el otro lado a la guardia, quizás para no encontrarse conmigo). Cuando salió, me presenté y le reiteré que quería conversar con él, a lo que respondió que lo esperara un rato. 
Seguí esperando una hora más y decidí salir a caminar por el pueblo en el que conviven wichis, kollas, qom, chorotes, chulupis y criollos. Era uno de los "días de cobro" (de pensiones y asignaciones) y el centro se vestía de fiesta. Durante los días de cobro se organiza un gran mercado en el centro en el que se ofrece de todo, desde pollos asados hasta motosierras de Stihl. También deambulan vendedores de planes de motocicletas. La fila del único cajero automático del Banco Macro parecía interminable, se interrumpía en la zona en la que daba el sol de lleno, y continuaba en la sombra. Pero no queda otra porque la recarga de dinero es una vez por semana y se agota en el día. Para hacer más amena la espera, unos chicos vestidos con ropa de hip hop escuchaban un reggaeton desde sus celulares. 
Cuando volví al hospital, me dispuse a esperar al Dr. Casabela de nuevo. Cuando me vio, me dijo que me había pedido que esperara porque le habían dicho que el gerente estaba en camino, y prefería que conversara con el. A los pocos minutos regresó y me dijo que cuando el gerente estaba de regreso había tenido un llamado de una emergencia en otra localidad y no iba a poder llegar. Y que el tampoco podía hablar. Le dije que me daba la sensación de que no querían hablar del asunto y me miro con cara de "que queres que te diga, chango".
Así que me fui, resignado a no escuchar una palabra oficial sobre el asunto, y tuve la dicha de encontrarme, a través de unas personas que había conocido en Tartagal, con Juan Pearson. 
Juan es ingeniero agrónomo egresado de la UBA. El conocía a un grupo de gente que hacía trabajo social en la zona, se les unió, empezó a viajar cada vez más frecuentemente y desde 2004 decidió convertirlo en su lugar en el mundo. Se casó con una mujer wichi, Eugenia, y tuvieron cinco hijos. Trabaja en la Secretaría de Agricultura Familiar y vive con su familia en un paraje donde conviven wichis y criollos llamado "El Larguero". Huelga decir que habla wichi a la perfección. 
Como ya había anochecido, Juan me propuso continuar en su rancho la interesantísima charla que estábamos teniendo, así que hacía allá fuimos junto a Eugenia, dos de sus hijos y unos paisanos. Durante los cuarenta kilómetros que existen entre el pueblo y el paraje, por caminos de arena y tierra entre el monte (que en la época de lluvias se inunda y muchas veces se torna inaccesible) seguimos conversando, mitad en castellano y mitad en wichi (el y el resto, por supuesto). 
Al calor de unos fuegos segui aprendiendo de Juan y Eugenia muchas cosas de la riquísima cultura wichi hasta que nos fuimos a dormir. 
A la mañana siguiente fuimos al paraje Vertiente Chica que se encuentra a unos 60 km de Santa Victoria Este por los mismos caminos de tierra, polvo y pozos. Rocinante, petiso como es, no habría podido hacerlo. Allí queríamos conversar con don Liberio, referente de la comunidad, para saber que había pasado con Santiago. Le preguntamos a un joven que estaba ahí por Liberio y nos dijo que había salido para una reunión. 
Le dijimos que habíamos ido para preguntar por el chico que había fallecido y, bajando la mirada, nos dijo que "era su hijo, Santiago". 
Ahi nos contó que Santiago había empezado con diarrea y vómitos. Que en la zona no hay puesto sanitario ni enfermero. Que el APS (agente promotor de la salud) de la zona es chaqueño, no habla el idioma wichi y nunca había ido a visitar a la familia. La primera vez que apareció por ahí era ese mismo día más temprano, tras la repercusión pública y política de la muerte de Santiago. La VHF (radio) que fue donada hace años por una ONG no funciona y no hay ningún sistema de comunicación estatal para pedir una ambulancia o auxilio. El papá de Santiago no tiene ningún medio de transporte propio. Viven en una casa que les construyó el gobierno nacional tras un reclamo que tramita (tras haber agotado todas las instancias nacionales sin respuesta) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Las casas fueron construidas supuestamente siguiendo sus preferencias culturales, pero muchxs terminan construyendo otro rancho tradicional adelante (ya que es mucho más fresco y, además, no pueden habitar una casa en la que ha muerto alguien). La casa no tiene conexión de agua y el gobierno les perforó un pozo del que obtienen el agua que luego acarrean en distintos recipientes. Si bien septiembre y octubre suelen ser meses duros y los pozos pueden llegar a secarse, el papá de Santiago nos dijo que aún tenía agua. Cuando finalmente pudo conseguir que un pariente llevara a Santiago al hospital en moto, lo internaron en una de las salitas (que tiene un cartel que dice "solo para niños con riesgo nutricional" pero, según me dijeron, como son tan pocas las salitas, puede haber otros pacientes). Recién a los dos días, a falta de ambulancia, pudo materializarse el traslado a Tartagal. Santiago murió en el camino. Pesaba 7,20 kg, cuatro menos que lo que debía. 
Cuando, dolidos, regresamos al pueblo, vimos que había mucho movimiento alrededor del hospital: camionetas 4 x 4 blancas y motos por doquier. Preguntamos y nos dijeron que el Ministro de Salud Pública de la Provincia, Dr. Oscar Villa Nougues, estaba teniendo una reunión con los caciques y el personal del hospital. 
Cuando nos acercamos, el ministro estaba de pie, camisa abierta, hablando. Sentados alrededor de una mesa a sus lados estaban la Secretaria de Servicios de Salud de la provincia, Viviana Molina, el Director de Atención Primaria de la Salud, el Secretario de Asuntos Indígenas de la provincia, Enrique "Quique" Rojo, el intendente de Santa Victoria Este, Moisés Balderrama,  la Subsecretaria de Ermergencia Social Edith Cruz y la responsable de Prensa del Ministerio de Salud, Marisa Vazquez. Frente a ellxs, en semicírculo, los caciques y personal del hospital, incluido el Dr. Casabela. A mi lado, una joven con una remera con la consigna "hacer realidad la esperanza", sacaba fotos del encuentro. 
La reunión, según nos dijeron, había comenzado temprano y los caciques habían efectuado los reclamos en materia de salud y allegado un petitorio escrito. 
El ministro tenía una libretita con notas donde habría ido anotando los reclamos. 
Como el comunicado de prensa oficial de la reunión fue por demás escueto (http://www.salta.gov.ar/prensa/noticias/el-ministro-de-salud-se-reunio-con-comunidades-de-santa-victoria-este/47826), comparto con ustedes que escuché al Sr. Ministro decir las siguientes cosas:
"Evidentemente tenemos problemas que hay que mejorar". 
"Esto que pasó nos incluye como sociedad".
"Si el APS no los va a ver, ustedes tienen que ir al hospital y, si no hay respuesta, hay medios para quejarse".
"Sabemos que hay problemas de agua en las comunidades. Y que en esta época aumentan las gastroenteritis y diarreas". 
"Los seres humanos somos buenos, pero si se nos controla somos mejores".
"Ustedes saben que hacer realidad la esperanza es el compromiso del gobernador".
"Es cierto que tenemos el problema del vehículo ya que estamos con una sola ambulancia prestada. Estamos haciendo una licitación de 80 nuevos vehículos y creo que para Santa Victoria Este no pueden ser menos de 5 porque la prioridad esta acá".
"Hasta que salga la licitación voy a traer una ambulancia de otro lado".
"Con respecto al reclamo de que los trabajadores sean de la zona, estamos trabajando en la capacitación de agentes sanitarios y enfermeros".
"Con respecto a las condiciones del hospital no hace falta decir nada porque salta a la vista. Voy a firmar un convenio con el municipio para darle un lavado de cara al hospital". 
"Con respecto a la falta de médicos, sabemos que dos médicos no es suficiente. Hemos publicado avisos hasta en Buenos Aires pero no vienen. Si me acercan un nombre, en 48 horas lo designo".
"Vamos a mejorar las condiciones de alojamiento para los médicos". 
"Es cierto que el servicio de limpieza no funcionaba, por lo que vamos a traer dos lavarropas". 
"Vamos a traer sábanas, frazadas y colchones". 
"Con respecto a que las designaciones del personal son políticas, les aseguro que no se puede mezclar el tema político, que eso no puede pasar". 
"Vamos a mejorar el sistema de APS". 
"Salta valoriza a los pueblos originarios. Tanto que hasta tenemos un Ministerio de Asuntos Indígenas". 
"Con respecto a la falta de medicamentos, no deberían faltar. Así que ahora mismo se está haciendo una auditoría y si alguien debe responder por los faltantes, va a responder". 
"Vamos a crear un consejo sanitario para asesorar a quien sea designado como gerente". 
"Vamos a relevar del cargo al gerente y hasta tanto pueda firmar la designación de uno nuevo, voy a designar a uno interinamente". 
"Vamos a comenzar dentro de dos semanas una evaluación de niños en riesgo. Ahora no porque como ustedes saben vienen los feriados de la semana del milagro y el día de la sanidad". 
"En esa evaluación vamos a ver si hay niños con bajo peso" (aqui se permitió decir, a modo de chiste, que a él le vendría bien, dando a entender que le vendría bien bajar de peso). 
"Los niños sufren las consecuencias de las acciones u omisiones de los adultos". 
"Niño con diarrea, urgente al hospital". 
"Es cierto que falta equipamiento al hospital. Vamos a tratar de traer un electrocardiógrafo". 
"Ustedes saben que quien más derechos reconoció a los pueblos originarios es el gobernador Juan Manuel Urtubey".
Dicho todo eso, el Ministro dijo que iba a leer un escrito a ver si estaban todos de acuerdo. Pensé que iba a ser el texto de un acta acuerdo en el que quedaran plasmados por escrito los compromisos asumidos en la reunión, pero resultó ser el pedido suscripto por algunos de los caciques.
El texto contenía los siguientes pedidos:
Que se investigue la causa de la muerte de lxs dos niñxs. 
Que se investiguen por qué se están dando medicamentos para adultos a niñxs y se están haciendo traslados con la camioneta de APS. 
Que se designe a la Dra. Marcela Quispe como Gerenta. 
Que se aparte al APS Gregorio Moreno de su cargo por incumplimiento de sus deberes. 
En ese momento, una persona pidió la palabra y dijo que estaba en desacuerdo con que se designe a la Dra. Quispe. Dijo que la Dra. Quispe había abandonado a un paciente retirándose del hospital cuando era la única medica de guardia. Dijo que los caciques que habían firmado el petitorio estaban todos vinculados políticamente con el gobierno. Y agregó que la Dra. Quispe le ofreció $3000 para que no hablara. 
Ante eso el Ministro dijo que si no había acuerdo podía designar interinamente a Casabela ya que Soraire estaba "con carpeta médica". 
Quispe, que no estaba hasta ese momento, se acercó a la reunión y pidió la palabra. Negó que haya ofrecido plata a ese hombre para que no hablara y defendió su gestión como médica. Dijo que cuando abandonó la guardia fue porque el anterior gerente del hospital, Flenning, le había dado permiso porque su marido, policía, había sido desplazado por una emergencia y tenía que acompañarlo.
Los caciques dijeron que les parecía bien pero en ese momento una médica contratada dijo que la Dra Quispe había tenido "actitudes erróneas" por lo que sí se la designaba directora, ella abandonaba el hospital. El Ministro dijo que iba a tener una reunión con el personal del hospital para abordar el tema. 
En un momento de la reunión, mientras el ministro hablaba, me paré en una tarima para ver mejor. Quique Rojo me vio y pareció preguntarle al intendente primero y a la secretaria de servicios de salud después si me conocían. Los dxs me miraron y parecieron haberle dicho que ni idea. Luego Rojo se paró y hablo con uno de los policías presentes, el cual me miró. Tiempo después Rojo hablo con el Dr. Casabela, quien le habrá dicho quién era.
Cuando terminó la reunión, me acerqué a la encargada de prensa y le dije que no hacía falta que averiguaran así, que acá estaba y que me presentaba. Me dijo que pensó que era un periodista y que estaba todo bien porque cualquier periodista tenía derecho de estar en la reunión. 
De las circunstancias de la muerte de Andrea no pude averiguar más detalles, solo que, según insistió la encargada de prensa, tendría una cardiopatía congénita, como si eso eximiera a las autoridades de un mayor deber de cuidado y seguimiento precisamente por esa patología de base. 
Cuando le dije a la encargada de prensa que no eran solo dos casos, me preguntó si esa era mi hipótesis o mi conclusión de investigación. Le respondí que es lo que me dijeron varias personas en la zona y en el hospital. Y que Google, de una simple búsqueda, parece confirmar. 
Cuando esa noche, al llegar a Salvador Mazza, prendí el televisor, me encontré con un programa de la televisión salteña donde lxs conductores se mostraban indignados ante la imitación que Listorti hizo del gobernador para Showmatch en la casa de gobierno de la provincia de Salta. Luego varios televidentes llamaron para dar su opinión sobre el asunto. 

Lo importante, lo verdaderamente importante, es que dos "Najuaj" (como llaman los wichis a lxs niñxs), Santiago y Andrea, José Santiago y Andrea Ruth sus nombres completos, ya no están entre nosotrxs. 
Dos criaturas (o una, o más) que no tuvieron acceso a una alimentación adecuada. 
Dos criaturas (o una, o más) que, con su sistema inmunológico deprimido, devenida una diarrea, no tuvieron acceso en tiempo oportuno a unas putas sales de hidratación oral, una solución de agua potable, azúcar y sal, que les habría salvado la vida. 
Dos criaturas (o una, o más) que abandonaron este mundo antes de tiempo por, según las propias palabras del ministro, acciones y omisiones de muchos adultos.
Quizás tengan razón los wichis cuando no encuentren otra palabra para referirse a nostrxs, lxs blancxs, como "ahatay", que también significa demonio.  
Ya no los podemos resucitar. 
Lo que sí podemos es luchar por un país y un mundo en el que estas cosas no pasen NUNCA MAS.